Las malas entrevistas de trabajo son difíciles de digerir. Pueden bajar la autoestima, hacernos dudar de nuestras habilidades profesionales y dejarnos en un estado pesimista, frente a una situación de por sí estresante como lo es la búsqueda de empleo. Aún así, toda experiencia debe llevarnos a aprender y a tomar medidas para mejorar. Hoy hablaremos sobre algunos consejos para seguir adelante luego de una mala entrevista de trabajo.
¿Cómo es una mala entrevista de trabajo?
Antes que nada, es necesario tener claro qué se puede considerar una “mala entrevista”. En general, podemos decir que una entrevista no está yendo del todo bien, cuando sientes que la primera impresión fue incómoda o insatisfactoria. Algunos de los factores que pueden ser determinantes para generar una, no tan favorable, primera impresión incluyen:
- Llegar tarde. Prepárate para estar a tiempo. Lo ideal es estar al menos 10 minutos antes de la hora acordada.
- Una mala presentación personal. Quizás una ropa muy informal o que no está limpia no sean tus mejores compañeras de entrevista. Intenta elegir el atuendo al menos dos días antes de la entrevista, pruébatelo para que todo salga bien y detectes manchas o arrugas.
- No estar preparado. Investiga las preguntas más comunes que podrían hacerte para el cargo o de la empresa.
- Ser poco entusiasta. Lo ideal es contratar una persona a la que le apasione estar en la empresa. Parecer distraído o aburrido con la entrevista puede hacer que prefieran otros perfiles. Intenta mantener siempre el contacto visual y la actitud positiva.
¿Cómo reaccionar durante la entrevista?
Lo primero que debes tener presente es que fracasar hace parte de la vida. Las causas de una mala entrevista de trabajo son numerosas, y no siempre están relacionadas con tu capacidad para desempeñar el puesto al que estás apostando.
En ocasiones, por más esfuerzo que inviertas, algo sale mal. Quizás es un asunto externo que no permite concentrarte, o que el entrevistador no estuvo receptivo a tus respuestas por algún motivo. Todo puede ocurrir, incluso que no haya salido tan mal como lo pensaste o que se te presente una segunda oportunidad. Así las cosas, considera lo siguiente:
¿Sientes que la entrevista va mal?
Aunque sientas que la entrevista huele mal, lo ideal es permanecer sin estrés y con una actitud positiva. La sangre fría es clave y perder la compostura no llevará a mejorar la situación. En caso de estar muy nervioso, intenta respirar unos minutos antes, tomarte algo y calmarte. Una buena técnica es la llamada 4-7-8: cierra la boca, inhala por 4 segundos, sostén por 7 segundos y exhala lentamente durante 8 segundos. Hazlo al menos cuatro veces y verás los resultados.
¿Qué pasa si el entrevistador hizo una mala cara ante una respuesta?
Cualquiera puede equivocarse, pero no lo dejes pasar: trata de reformular tu idea y corregir para que esto se pueda olvidar fácilmente. Si por el contrario ves que no generas ninguna reacción, y el entrevistador está más interesado en su celular, intenta remediarlo. Puedes llamar su atención mencionando su nombre, hablando con mayor propiedad o haciéndole una pregunta sobre la vacante ofrecida.
Puedes finalizar la entrevista preguntando si tu candidatura ha resultado interesante, ya que esto demostrará interés por la oportunidad. Un buen ejercicio una vez salgas de la entrevista es escribir un relato honesto de lo que crees que fue ese momento, tanto en lo bueno como en lo malo. Esto permitirá que descargues pensamientos para luego reflexionar y ser crítico con lo que pasó.
Puedes leer: Así es la estructura de una entrevista de trabajo
¿Qué hacer una vez finalizada la entrevista?
Sales de la entrevista, no fue lo que esperabas y sabes qué errores cometiste. Por más que quieras, ya sucedió, pero no es el final. Una buena forma de abordar la situación es enviar un correo electrónico o hacer una llamada al reclutador para agradecer la oportunidad.
Aquí, puedes expresar interés y mencionar aspectos que no abordaste durante la entrevista y que consideres importantes. Puedes aprovechar este correo para:
- Explicar lo que a tu juicio salió mal.
- Dar a conocer una situación externa que quizás influyó en tu concentración. Por ejemplo, una enfermedad, un problema personal o algo que te sucedió de camino a la entrevista.
- Enfatizar el interés en el trabajo.
- Habilidades que quieras resaltar.
- Ofrecer disponibilidad para una segunda ocasión.
Si el reclutador te brinda retroalimentación, tómala en cuenta para otras oportunidades, ya que la idea es aprender de los errores y crecer profesionalmente independiente de si es allí o en otra empresa.
¿Cómo saber si te van a contratar después de una entrevista?
Es difícil saber si te van a contratar o no una vez termine la entrevista. Sin embargo, existen señales que pueden guiarte: el entusiasmo que muestre el entrevistador, si son enfáticos en la disponibilidad para empezar, si son claros con las responsabilidades y las expectativas.
Recuerda, ninguna señal es definitiva. La decisión depende de muchos factores, entre los que se incluye la competencia y los recursos que se tengan dentro de la empresa.
Puedes leer: ¿Qué hacer después de una entrevista de trabajo?
¿Es recomendable buscar asesoría para mejorar las habilidades en una entrevista laboral?
Si es posible, aprovecha la oportunidad. Tener la experiencia y los conocimientos para una vacante laboral influyen mucho en la decisión, pero no son lo único que se toma en cuenta en el proceso y quizás falta algo para destacar por encima de los otros solicitantes.
Un profesional en esta área podría ayudar a focalizarte en tus cualidades y darte consejos útiles para abordar preguntas difíciles. Así mismo, tener la oportunidad de recibir una retroalimentación profesional te permitirá tener una mirada más crítica y fortalecer el conjunto de habilidades para obtener el trabajo que deseas.
Lo más importante: aprende de los errores de una mala entrevista de trabajo
Criticarte de más no te llevará a nada bueno. En ocasiones tan solo se trata de un mal día en el que no pudiste mostrar todas tus capacidades, pero no te preocupes. Sea como sea, es una situación del pasado. Tu tarea es analizar la situación, repasarla con cabeza fría y entender aquellos aspectos a mejorar en el futuro. Si logras eso, ya has podido sacarle provecho a la experiencia y crecer como profesional.
Todo se trata de ser sincero contigo mismo: ¿qué dijiste que pudo haber sonado mal?, ¿te faltó preparación?, ¿estuviste con la mejor actitud?, ¿realmente quieres ese puesto? Siempre ten en cuenta la posibilidad de que quizás no hubo nada malo de tu parte y ese puesto no era para ti, o que quizás el entrevistador tuvo un peor día que el tuyo. Eso sí, siempre con una mirada crítica y transparente.
Igual, tómate el tiempo para reflexionar la experiencia, para sentirte frustrado o molesto, pero no te detengas demasiado allí. Es fácil convencerse de que la entrevista fue peor de lo que realmente fue. Recuerda que solo fue una oportunidad y que seguramente habrá muchas más, tanto para recibir el sí como para recibir otros no.
No todos los trabajos son para ti, ¡y llegarán mejores oportunidades!
Todos hemos experimentado una mala entrevista de trabajo, sea por un error puntual, falta de química con el entrevistador o porque directamente ese puesto no era para nosotros. Aunque el ánimo puede decaer, lo importante es tomar todo con calma, y darse la oportunidad de recibir respuesta respecto al proceso de selección. Nunca estará de más brindar una nota de agradecimiento y mostrar disponibilidad tanto inmediata como a futuro.
Lo más importante es que no abandones la búsqueda de empleo hasta que hayas firmado un contrato. Tómate el tiempo de recargar energías, disfrutar cada proceso y aprender, pero no dejes de pasar tiempo con tus seres queridos para renovar energías.
No permitas que una mala experiencia afecte tu confianza. Quizás haya aspectos a mejorar, lo importante es identificarlos y trabajarlos, ya la vacante para ti llegará en algún momento. ¿Cuál ha sido tu peor entrevista de trabajo? ¡Te leemos en los comentarios!