A la mayoría nos ha pasado: llegamos tarde a una videollamada, olvidamos una tarea importante o quizás dijimos algo que no debimos. Son cosas que ocurren, pero ¿y si estos pequeños errores se vuelven un hábito? Podrías estar poniendo en riesgo tu empleo sin darte cuenta
Tal vez te preguntes: «¿un mal hábito puede hacerme perder el trabajo?». La respuesta es sí, y más de lo que imaginas. En general, no es un solo error lo que te puede llevar al despido, sino la repetición de conductas negativas a lo largo del tiempo.
Estos hábitos, arraigados en la rutina, pueden crear una mala impresión en tus compañeros y jefes, afectando tu desempeño y las oportunidades de crecimiento en tu empleo. Descubre cuáles son los más comunes y algunos consejos prácticos para identificarlos y superarlos.
1. Procrastinar
La procrastinación es un enemigo silencioso. Posponer tareas hasta el último minuto no solo afecta tu productividad, también perjudica a tu equipo. Cuando dejas todo para el final, obligas a tus compañeros a trabajar a un ritmo acelerado y bajo presión, lo que, además de generar resentimiento, afecta el resultado final del proyecto.
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2. Mentir
¿Alguna vez has mentido en el trabajo? Quizás exageraste un poco tu experiencia o copiaste una idea de un compañero. Aunque parezca algo pequeño, puede tener consecuencias grandes.
Imagina que te descubren: perderías la confianza de tus jefes y compañeros, y podrías quedar sin trabajo. Así las cosas, recuerda que la honestidad es muy importante en cualquier trabajo y si quieres tener una carrera exitosa, sé sincero.
3. Tener una actitud negativa
Quejarnos mucho o hablar mal de los demás en el trabajo no es buena idea. Si lo hacemos, podemos causar problemas y hasta perder nuestro empleo. Imagina que tú fueras el jefe: ¿te gustaría tener a alguien siempre quejándose y creando un ambiente negativo? Probablemente no.
Los jefes quieren equipos felices y productivos, así que si alguien está constantemente poniendo a todos de mal humor, es muy probable que tenga problemas. Si tienes algo que decir, lo mejor es hablar con tu jefe en privado.
4. Ser adicto a las redes sociales
Si pasas mucho tiempo en las redes sociales, ¡cuidado! Revisar Facebook, Instagram o TikTok cada cinco minutos podría poner en riesgo tu trabajo. Muchos jefes se han dado cuenta de que sus empleados pierden mucho tiempo en estas plataformas y eso afecta su productividad.
Algunas empresas hasta han bloqueado el acceso a las redes sociales para evitar este problema. Así que, para mantener tu empleo, trata de usar las redes sociales en tus tiempos libres y concéntrate en tu trabajo.
5. Usar malas palabras o un lenguaje informal
Si bien es cierto que este es un comportamiento aceptable entre amigos, en el trabajo se deben seguir ciertas reglas (no escritas). En ese sentido, evita hablar con malas palabras o usar un lenguaje muy informal. De este modo, mantendrás una imagen profesional, podrás comunicarte de manera efectiva, y mostrarás respeto hacia tus compañeros y superiores.
6. Enojarse con facilidad
Nadie es perfecto, pero es importante controlar nuestras emociones en el trabajo. Si te enojas a menudo, podrías tener problemas con tus compañeros y jefes. Trata de relajarte y de no llevar tus problemas personales a la oficina. Puedes probar con técnicas de relajación como la meditación o el yoga. Recuerda que mantener la calma es clave para tener éxito en cualquier trabajo.
7. Ser ineficiente
Si eres muy desordenado, pierdes mucho tiempo en cosas que no son importantes o interrumpes mucho a tus compañeros, puede que estés siendo un poco ineficiente.
Imagina que estás en un equipo de fútbol: todos tienen que trabajar juntos para ganar el partido. Si estás más pendiente de hablar con tus amigos que de jugar, no estás ayudando al equipo. Intenta mantener tu espacio de trabajo ordenado, evita las conversaciones largas y concéntrate en tus tareas.
8. No tener buenos modales
Los buenos modales son como la sal en la comida: hacen que todo sea más agradable. Cuando hablas con alguien, recuerda decir «por favor» y «gracias». Si interrumpes, pide disculpas. Y si no tienes algo bueno que decir, mejor guarda silencio.
Ser educado no solo te hará más agradable, también te ayudará a construir relaciones sólidas. Recuerda, así como te gustaría que te traten a ti, trata a los demás.
9. Usar un lenguaje corporal negativo
Nuestro cuerpo también habla. La forma en que nos sentamos, cómo movemos las manos y hacemos contacto visual dice mucho de nosotros. Si pones los ojos en blanco o cruzas los brazos cuando alguien te habla, estás enviando señales negativas.
Estos pequeños detalles pueden hacer que tus compañeros de trabajo o tu jefe piensen que no estás interesado o que eres una persona poco agradable. Así las cosas, si quieres tener una buena imagen en el trabajo, es importante cuidar tu lenguaje corporal.
Pequeños hábitos, grandes consecuencias (en tu empleo)
Los malos hábitos laborales pueden minar tu desempeño y poner en riesgo tu empleo. Este tipo de comportamientos pueden generar una mala impresión y afectar tus relaciones profesionales.
La buena noticia es que se pueden cambiar. Al identificarlos y tomar medidas para superarlos, puedes mejorar tu productividad, fortalecer tus relaciones y alcanzar un mayor éxito. Recuerda que la clave está en la autoconciencia y en el compromiso de mejorar día a día.
Invierte en tu desarrollo personal y adopta hábitos saludables como la organización, la comunicación efectiva y la actitud positiva (para conservar tu empleo). Así, no solo estarás contribuyendo a un mejor ambiente laboral, sino que también estarás abriendo puertas a nuevas oportunidades y creciendo profesionalmente.
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