Puede que ahora mismo te cueste ver el lado positivo de perder tu trabajo. Pero no todo es malo. Un despido puede ser una oportunidad para aprender, y justo en este artículo hablamos de las lecciones que puede dejarte, tanto como en el ámbito personal como profesional. Desde revisarte y reflexionar en lo que pudiste haber hecho mejor, hasta entender que, en algunas ocasiones, no tiene que ver contigo. ¡Descubrámoslo!
1. El fracaso es necesario para el aprendizaje
Quizás se ha vuelto un cliché entre los emprendedores, pero pocas frases son tan ciertas como la que dice que el fracaso es la mejor de las escuelas. Todo depende de qué se aprenda y de volverlo a intentar.
Bill Gates fundó una empresa llamada Traf-O-Data, que recogía datos de tráfico para generar informes con ellos. La compañía no tuvo el mínimo éxito, ya que se adelantó a la era de los algoritmos y la inteligencia artificial. Sin embargo, años después, esta experiencia fue fundamental para consolidar lo que hoy es Microsoft.
De hecho, la cultura del emprendimiento americano se basa en el fracaso, e incluso es un punto que suma favorablemente para los candidatos en los procesos de selección. Es más, para algunos emprendedores cómo Kike Sarasola, presidente de la cadena hotelera Room Mate, tener un currículo “impecable” es una razón para desestimar un candidato. Él asegura que un perfil con estas características siempre esconderá algo.
Los encargados de los procesos de selección encuentran un regalo en los candidatos que revelan sus fracasos, ya que esto da cuenta de los valores clave que posee esta persona. Si el aspirante no maquilla el hecho con justificaciones vagas, refleja una actitud sincera y crítica de su parte. Abordar el tema mediante un análisis racional y coherente muestra que se aprendió de la experiencia.
Te puede interesar: ¿Miedo a perder tu trabajo? 9 estrategias para afrontarlo
2. En lugar de señalar, ¡revísate!
Lo primero que vas a pensar al ser despedido es que es un acto injusto. Es normal descalificar a la persona que tomó la decisión, y buscar razones para quitar validez al momento.
Las decisiones rara vez son perfectas, pero como ya lo nombramos, se toman y punto. Una buena forma de asumirlo es evitar señalar a los demás, y pasar por un proceso de autocrítica sana. La otra persona es probable que saldrá de tu vida, pero tu permanecerás contigo en el camino, por lo que es importante prestar atención a lo que puedas mejorar.
Ojo, hablamos de una crítica sana, no de juzgarte o darte latigazos por una decisión que no tomaste. Es posible que identifiques posibles fallas o decisiones que pudiste haber tomado de otra manera, por lo que intentar colocarse en los zapatos de la otra persona puede ayudarte a comprender sus razones.
En resumen, no te preguntes por qué te despidieron. En cambio, intenta preguntarte qué pudiste hacer mejor para que te retuvieran. Recuerda que no estás solo, y tendrás amigos o colegas que te respalden y te apoye en este momento difícil. Utiliza esta red de contactos para explorar nuevas oportunidades laborales, y sigue explorando las diversas opciones que se te presenten.
3. Aprender de los errores es de sabios
Tal como lo dijo Winston Churchill, «todos los hombres cometen errores, pero solo los sabios aprenden de ellos». Las épocas de bonanza y estabilidad nos hacen olvidar que la adversidad existe, y que nadie se salva de pasar por tiempos oscuros, como el hecho de ser despedido.
Allí es el momento para que prime una palabra fundamental: la resiliencia. Esta se entiende como la capacidad de sobreponerse a un mal momento, empoderándose de la situación y enriqueciéndose a partir del aprendizaje. Si no se viven momentos difíciles, es complicado que nos permitamos desarrollar la resiliencia.
La empresa en la mayoría de las ocasiones seguirá, y tu también debes hacerlo. Si te das cuenta de esto y lo sobrepones, podrás manejar cualquier situación adversa que te llegue. No será la última vez, pero siempre estará la posibilidad de fallar mejor.
4. Quién se prepara, gana
El empresario y orador motivacional Jim Rohn se hizo millonario a los 31 años. 2 años después lo perdió todo, luego de firmar una carta de garantía para una de sus empresas. No tenía dinero, pero admitió que lo que había aprendido en ese proceso era la verdadera ganancia. Un par de años después, era millonario otra vez.
La lección es sencilla: te pueden quitar el trabajo, pero no las habilidades ni los aprendizajes. Si estás preparado y eres bueno en lo que haces, será cuestión de tiempo construir una oportunidad mejor.
Nunca habrá garantías de que pronto estarás en un nuevo trabajo, o que la experiencia del próximo empleo sea mejor. Aún así, nunca es suficiente aprendizaje y debes estar en actitud de mejorar día a día esas habilidades.
5. Recuerda que no solo eres lo que haces
Vales más de lo que pueda representar un empleo. Tener que pasar por los días “de paro” es frustrante y lo entendemos, pero debes tener claro que eres un ser humano cuyo valor no está definido por lo que tiene o lo que logra, sino más relacionado a lo que aprendes al obtener esos logros.
Ser despedido es una buena oportunidad para preguntarse qué es lo que verdaderamente quieres o qué es lo que te motiva en ese momento de la vida. El hecho de haber realizado una labor durante años o haber cursado una carrera universitaria no es una camisa de fuerza para definir tu futuro, y tomar un camino diferente también es una opción.
Es este el momento en que quieres comenzar de nuevo, retomar viejos retos, ser más audaz, valiente y sacar tiempo para pasiones que dejaste de lado. Nunca estarás bien tras ser despedido, pero pasará. Respira hondo, reconoce que estás vivo y asume el reto de cambiar cosas que no terminaban de funcionar como lo querías. No es el final de la historia, tan solo el comienzo de un nuevo episodio.
El despido es un nuevo comienzo, ¡hazle caso a las lecciones!
Ser despedido es una experiencia difícil, estresante y angustiante. Sin embargo, es un momento de gran aprendizaje y oportunidades de crecimiento personal. Siempre que se tome la situación de forma positiva, el hecho de ser despedido será una oportunidad para adquirir habilidades como el principio de realidad, la autocrítica y la resiliencia.
Es un momento para entender que la vida también lanza bolas curvas, y es necesario estar preparado. La dignidad debe estar siempre por delante, y seguir es la opción más rápida para salir de allí sin poner en tela de juicio tus capacidades.
Así pues, entiende que este proceso no necesariamente implica que hiciste algo mal, ya que es una decisión que puede tener múltiples razones. Lo importante es aceptar desde la autocrítica y entender que hay trabajos y tipos de gerentes que es mejor evitar. ¿Tienes alguna historia (y lecciones) de despido? ¡Te escuchamos!
Te invitamos a leer: Despido silencioso: ¿qué es y cómo identificarlo?