¿Te pasa que con frecuencia terminas tu jornada de trabajo y te das cuentas que has trabajado 10, 12 o más horas sin pausa? Este es un problema común en la actualidad, ya que cuando se trabaja en remoto, los límites entre el tiempo laboral y el de descanso se desdibujan con facilidad. Para poner freno a esa dinámica perjudicial para la salud y la productividad, los alemanes acuñaron el término Feierabend.
Para muchas personas, el lapso transcurrido en el tráfico, la caminata hacia o desde la oficina o incluso el cambio de espacio físico significaba ese momento de quiebre, que cerraba la jornada de trabajo. El Feieraben es un llamado a recuperar ese espacio de pausa y desconectarse.
Este concepto que marca el fin del día de trabajo y brinda bienestar a la vida en general es de gran valor a la luz de las rutinas tan extremas y las exigencias del mundo actual. Reflexionemos sobre ello, y es que aunque el trabajo remoto tiene muchas ventajas, eliminó las transiciones que la mayoría de los empleados hacían para pasar de sus actividades laborales a las personales.
¿Qué significa Feierabend en español?
Al igual que muchas otras palabras en el idioma germano, Feierabend es un acrónimo: fusiona la palabra Feier ,que significa fiesta, celebración o acto solemne, con Abend que es noche o velada. Sin embargo, como has podido percibir, no es correcto traducirla como “fiesta de la noche” ni algo similar.
De hecho, no hay en español una palabra exacta para traducir este concepto. El diccionario alemán – español, Langenscheidt, nos dice que equivale a decir “fin del trabajo”. Una traducción libre, basada en el uso, lo definiría hora de salida o el momento posterior al final del día de trabajo.
Es válido señalar, que a pesar de no poder traducirse de manera literal, no se trata de un acto propio y exclusivo de la cultura germana. Independiente de cómo lo quieras llamar en español, este concepto, en realidad, es una buena práctica que debería ser universal y por eso vale la pena apropiarla.
Para comprenderlo mejor, hagamos un breve recorrido por los usos que ha tenido el Feierabend con el paso del tiempo.
Un poco de historia
Desconocemos el origen preciso de esta palabra, sin embargo, se sabe que se usaba para nombrar la noche previa a día festivo (Freiertag). Diríamos que ese era un uso bastante literal del concepto. Es posible que de allí, la palabra haya evolucionado hasta adquirir una connotación asociada al tiempo libre, al ocio y al descanso.
Otro uso más acorde al conocido en la actualidad se identifica cuando la mayor parte del trabajo se desarrollaba en el campo y no había relojes personales para llevar un control del tiempo. Entonces, las campanadas de la iglesia anunciaban que la jornada laboral había terminado, ya que comenzaban las oraciones de la tarde y luego el descanso.
Después, en la época de la industrialización, cuándo las dinámicas laborales cambiaron y los derechos de los trabajadores comienzan a gestarse, el manejo del tiempo cobró un nuevo nivel de importancia. La lucha por reducir las horas laborales trae a colación el Freierabend como algo vital para la productividad y la dignidad de los empleados.
Por último, una mirada capitalista del Freieraben comprende este tiempo de pausa, transición y descanso como un activo para contar con trabajadores mejor dispuestos a laborar cada jornada.
La lógica que hace respetar ese tiempo fuera del trabajo, tanto como el trabajo mismo, radica en que un empleado que no descansa baja su productividad, es más propenso a enfermarse y es desdichado realizando su oficio. Por el contrario, aquel que, al final del día, se desconecta del ámbito laboral y se recupera del estrés y el cansancio, tendrá mayor rendimiento en la jornada siguiente.
Feierabend, un beneficio para todos
Aterrizando de nuevo en nuestros días, creemos que el llamado a tener un Freieraben en nuestras rutinas es más urgente que nunca antes. Para nadie es un secreto que desconectarse de lo laboral es más difícil cada vez.
Esto ocurre, primero porque el trabajo remoto mezcla todos los ámbitos de nuestra vida, y segundo, a causa de la tecnología. Esta ha permitido que llevemos la oficina en el teléfono móvil, que consultemos el correo electrónico corporativo desde la playa o que mientras dormimos el bebé leamos el informe de resultados de la empresa.
La historia nos ha mostrado que poner límites entre lo laboral y lo personal es beneficioso tanto para los individuos como para los empleadores. Los primeros no solo consiguen despejar sus mentes y cuerpos, sino que ganan tiempo para sí mismos y para realizar sus tradiciones y pasatiempos (orar, leer, caminar, y más).
Además, como consecuencia, con el Feierabend se beneficia todo el entorno social del trabajador. Sus familiares o amigos también ganan con esta buena práctica, ya que en los momentos de desconexión laboral es posible generar y fortalecer las conexiones interpersonales.
Por su parte, las empresas y los empleadores contarán con trabajadores más motivados, descansados y con capacidad y disposición de dar su 100 % y hasta una milla extra. Es claro que la tensión y las exigencias de cualquier trabajo, requieren de un alivio o una recompensa, y no siempre la remuneración económica cumple con ese objetivo. Mientras que conceder y respetar los tiempos de desconexión, es altamente valorado.
Desconexión y límites sanos
Conseguir un equilibrio perfecto entre el trabajo y la vida personal, aunque posible, es un anhelo bastante ambicioso. Por eso, es mejor enfocar nuestra energía y disciplina en definir y respetar los límites entre esos dos ámbitos. No importa si trabajaste 8 horas y solo dedicaste 4 a tu familia o 2 para hacer ejercicio y leer. No se trata de una competencia. Se trata de comprender que la vida se compone de varias aristas y hay que vivirlas todas.
Estos límites que propone el Feierabend no deben verse como camisas de fuerza o reglas inamovibles. Las dinámicas del día a día podrán pedirte algo de flexibilidad, y debes estar en capacidad de ceder de manera eventual. Pero nunca borres de vista dónde termina tu jornada laboral y comienza el tiempo para ti.
Si eso ocurre y ya no sabes cuándo parar de trabajar y te olvidas de tus asuntos personales, perderás el control de tu vida y, así, tu bienestar. Ese es el error de la vida moderna que anula los beneficios del trabajo remoto. No lo permitas.
Desconectarse es fundamental para disfrutar y aprovechar al máximo cada instancia de la vida. Una madre quisiera un tiempo sin sus hijos, aunque los ame profundamente. Un escritor necesita apartarse del texto para refrescar ideas, investigar o darle un giro a su historia. Un atleta debe parar de manera esporádica sus entrenamientos para permitir que sus músculos se recuperen. Así, también un empleado debe desconectarse del trabajo para renovarse y no desgastarse.
¿Cómo lograrlo?
Incorporar el Feierabend a tu vida y a la de tus colaboradores es posible, aunque quizás no ocurra de la noche a la mañana. Eso depende de tus rutinas, apego al trabajo, necesidad de descanso y otros factores. Despedimos esta entrada con algunas ideas que puedes comenzar a implementar para desconectarte:
- Crea una alerta en tu teléfono para que a la hora de parar de trabajar te diga: “Feierabend“. En realidad, puede decir lo que gustes. El punto es que te recuerde que es momento de desconectarte.
- Incorpora en tu rutina un paso que marque el fin de la jornada. Cámbiate de ropa, sal a caminar unos minutos, toma una siesta corta o algo similar.
- Sal de la oficina. Si tu oficina está en algún lugar de tu casa, esto puede parecer un acto simbólico, pero vale la pena hacerlo. Sal de esa habitación y pasa el resto del día en otro espacio.
- Desactiva notificaciones o pon restricciones a las aplicaciones de tu teléfono para que los asuntos laborales no interrumpan tu esparcimiento.
- Considera las condiciones de tus colegas y colaboradores para interactuar con ellos. Cosas como ocupaciones particulares, la diferencia horaria (si la hay), el horario establecido por la empresa, y otras particularidades que respeten los límites de quienes trabajan contigo.
Generar una cultura laboral donde los límites y la desconexión sean prioridad, depende de la colaboración y comprensión de todo el equipo. La desconexión es responsabilidad de cada uno, pero debe ser respaldada por la organización. Así, la dinámica laboral aportará al bienestar general.