Tal vez tengas alguna rutina que te avergüenza, pero que te ayuda a concentrarte en tu escritura. Resulta que no estás solo: Muchos autores famosos tienen hábitos extraños que les han permitido crear obras maravillosa. Este post también es para los escritores que necesitan hacerse de una rutina, así no sea la más convencional.
1. Buscar un refugio propio (Virginia Woolf)
Uno de los escritos más famosos de Woolf es su ensayo “Un cuarto propio”, y justamente eso era lo que ella decía que se necesitaba para poder escribir: un cuarto propio donde poder refugiarse.
Como tantos otros escritores tenía una rutina bien estructurada para poder centrarse en la escritura. Arrancaba el día a las 8:00 am y después de desayunar escribía ficción desde las 9:30 am hasta la 1:00 pm, hora en la que cortaba para poder almorzar. Por la tarde cumplía con su trabajo de periodista o atendía su correspondencia. Y por la noche se dedicaba a leer.
2. Dejar de escribir cuando sabes cómo seguir (Ernest Hemingway)
Hay una gran entrevista que le hizo el periodista George Plimpton en la que le pregunta por su oficio y hábitos de escritura. Hemingway cuenta que cuando estaba trabajando en un libro o cuento comenzaba a escribir a la salida del sol, porque a esa hora nadie lo podía molestar. Así mismo, lo hacía cuando estaba fresco, ya que a medida que escribe se va entrando en calor. En ese sentido, escribía desde el amanecer hasta el mediodía, o hasta estar vacío… y al mismo tiempo lleno.
Un truco que tenía era dejar de escribir cuando sabía cómo comenzar al día siguiente. Entonces, lo primero que hacía a la mañana era releer lo que había escrito el día anterior y retomar el texto desde ese punto. Para él lo más difícil era esperar hasta la mañana siguiente para poder comenzar de nuevo. Y aunque se sabe que Ernest tenía problemas con el alcohol, escribía sobrio y de pie.
El autor de “El Viejo y el Mar” decía que el teléfono y las visitas eran destructoras del trabajo… y eso que no vivió la era de los celulares.
3. Delimitar la trama antes de empezar (César Aira)
César Aira es conocido por varias extravagancias literarias, así que tenía que ser parte de la lista de hábitos extraños de autores famosos. Aira es uno de los escritores más prolíficos de la actualidad, publica entre 2 y 3 libros por año. Pero lo más “raro” es que no los corrige, porque cree que al corregirlos se los esteriliza.
Cada día sale a caminar y escribe en lugares públicos, como en bares y solo trabaja una media hora por día. Pero para lograr eso primero delimita muy bien cuál será la trama del libro, entonces con escribir un par de páginas por día ya es suficiente para poder terminar el libro en poco tiempo.
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4. Ejercitarse y dormir temprano (Haruki Murakami)
Murakami es uno de los autores más famosos de la actualidad, pero también podría ser un atleta. Ha corrido maratones de 100 kilómetros y cada día entrena duro su cuerpo. Y para él escribir y entrenar son parte de la misma rutina.
Tal vez sea uno de los autores que menos podría imitar… se despierta a las 4 de la mañana, luego trabaja entre cinco y seis horas. Por la tarde corre 10 kilómetros o nada 1500 metros, y a veces incluso hace ambas cosas. Al regreso lee o escucha música y se va a dormir temprano, a las 9 ya está en la cama.
5. Andar desnudo para no salir a la calle (Víctor Hugo)
Se sabe que Víctor Hugo escribió “Los miserables” y “El jorobado de Notre Dame” desnudo. Su ayudante tenía que esconderle la ropa así el escritor no podía encontrarla. De esa forma no se tentaba de salir a la calle y no le quedaba más remedio que sentarse a escribir.
6. Escribir pequeño (Edgar Allan Poe)
El autor de “El corazón delator” tenía una forma de escribir digna de ser parte de los hábitos extraños de autores famosos. Cuando completaba una página la unía a las anteriores usando cera. De esa forma iba creando largos rollos de papel. Poe escribía con una letra muy pequeña, por lo tanto en pocas hojas podía avanzar mucho en sus historias. La razón por la que hacía esto era porque así podía contemplar mejor la continuidad de la historia.
Otro aspecto extraño de Poe era que escribía con su gata Catterina sentada sobre su hombro, como si fuera el loro de un pirata.
7. Relajarse como Batman (Dan Brown)
Cuando la cabeza de Dan Brown comienza a saturarse con ideas demasiado complejas sobre criptografía, simbología y todo ese tipo de cosas por las que lo conocemos, el escritor se balancea boca abajo como un murciélago para que salga la maraña de pensamientos. Sí, debe ser de los hábitos más extraños de autores famosos.
El autor del Código Da Vinci contó que se pone un par de botas de gravedad y se cuelga de un marco de ejercicio para poder pensar. Asegura que estar boca abajo lo ayuda a relajarse y pensar más tranquilo. Además de eso, Brown tiene otros hábitos fuera de lo normal. Por ejemplo, tiene un reloj de arena en su escritorio. Cada una hora deja su trabajo y hace una rutina de ejercicios, como flexiones, abdominales y estiramientos.
8. Distintos textos = distintos colores (Alejandro Dumas)
Alejandro Dumas escribía vestido con una sotana roja y sandalias. Esa vestimenta para nada elegante también afectaba la estética de sus libros. Otra de las rutinas de Dumas era el color de las hojas con las que escribía: azules para novelas y amarillas para escribir poesía.
9. Ser estructurado y tener un color preferido (Gabriel García Márquez)
El color amarillo está prohibido en el teatro porque se cree que trae mala suerte, pero era imprescindible para Gabo, quien siempre debía tener una rosa de este color en un jarrón que tenía sobre su escritorio. Mucho menos extraño que lo que necesitaba Friedrich Schiller, que tenía que tener manzanas podridas en su escritorio, porque el olor lo inspiraba a escribir.
Además, el autor de “Cien años de soledad” era bastante estructurado. Escribía todos los días desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Y también hay que decir que tenía mucha paciencia para encontrar las palabras más adecuadas, sobre todo para escribir el primer párrafo. En una entrevista dijo que podía pasar meses estancado en el primer párrafo, porque es allí donde se define el tono, el tema y el estilo.
Hábitos extraños de autores famosos
No hay dos libros iguales ni dos escritores iguales. Tal vez sirva de poco imitar los hábitos extraños de los autores famosos que admiramos, pero siempre es bueno saber cómo escribían estos monstruos y ver qué aprendizaje podemos sacar de sus rutinas.
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