Entre el compañero de trabajo que se toma su tiempo, el jefe que no responde para que puedas continuar con el proyecto y la lentitud del Internet, a veces es difícil ser paciente. Pero (por más que te cueste) es una habilidad que tienes que desarrollar sí o sí.
Te ahorrará problemas con tu equipo y superiores, reducirá tus astronómicos niveles de estrés y mejorará tu desempeño laboral. ¿Algo más? Aquí, algunas claves para tener más paciencia en el trabajo.
Identifica qué te genera impaciencia
Para comenzar a dominar tu impaciencia, es necesario identificar qué situaciones o personas suelen encender la mecha. Presta atención a los patrones: ¿qué tipo de tareas te generan más frustración? ¿En qué momentos del día eres más propenso a perder la calma? Al reconocer los detonantes, podrás desarrollar estrategias para manejarlos de manera efectiva.
Busca y aplica estrategias para gestionar la impaciencia
Una vez identificados los detonantes de tu impaciencia, es momento de buscar (y aplicar) estrategias para enfrentarlos. Ya sea tomar un breve descanso para respirar profundo, practicar mindfulness o cambiar de actividad.
Así mismo, recuerda que la impaciencia suele ir de la mano del estrés. Incorporar hábitos saludables como hacer ejercicio con regularidad, llevar una dieta equilibrada y dormir lo suficiente ayudará a reducir los niveles de cortisol y mejorar tu capacidad para manejar situaciones desafiantes.
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Cambia de perspectiva
Aprender a ser paciente es una habilidad esencial que te abrirá muchas puertas en tu trabajo. Para ello, también deberás cambiar tu perspectiva. En lugar de enfocarte en lo que te molesta (la lentitud, la falta de respuesta), intenta ponerte en los zapatos de los demás.
¿Qué podría estar pasando por su cabeza? ¿Qué obstáculos podrían estar enfrentando? Al comprender sus circunstancias, podrás ser más tolerante y paciente. Además, recuerda que las situaciones difíciles son temporales. Mantén una visión a largo plazo y celebra los pequeños logros.
Practica la escucha activa
Al escuchar de forma activa lo que los demás tienen que decir, sin interrumpir ni formular juicios, muestras respeto y consideración hacia tus colegas. Esto también permite comprender mejor sus perspectivas, lo que facilita la resolución de conflictos y la colaboración. Además, al practicar esta habilidad, desarrollas tu capacidad para mantener la calma y responder de manera más asertiva a situaciones difíciles.
Comunícate con claridad
Una buena comunicación es la clave para evitar malentendidos y reducir el estrés. Cuando expresas tus necesidades de manera clara y directa, ayudas a tus compañeros a entender tu punto de vista y a colaborar contigo de manera más efectiva. Además, al comunicarte de forma asertiva, evitas conflictos innecesarios y mejoras tu relación con tus colegas y superiores.
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Céntrate en los objetivos
Cuando te sientas intranquilo, recuerda por qué estás haciendo lo que haces. ¿Cuál es el resultado final que deseas alcanzar? Al tener claro tu propósito, podrás mantener la calma y enfocarte en encontrar soluciones en lugar de dejar que la impaciencia te controle.
Visualiza el éxito de tu proyecto y cómo tus acciones contribuyen a él. Esta sencilla técnica te ayudará a mantener la motivación y perseverar, incluso cuando las cosas se pongan difíciles.
Celebra tus triunfos
¿Cómo mantener la motivación y seguir adelante cuando sientes que tu paciencia se agota? La clave está en celebrar tus logros, por pequeños que parezcan. Reconocer tus avances, ya sea superar un obstáculo en un proyecto, aprender una nueva habilidad o cumplir con una tarea a tiempo.
Esto te ayudará a sentirte satisfecho y mantener una actitud positiva. Al igual que un deportista celebra cada victoria, tú también debes reconocer tus éxitos en el trabajo. Esta práctica no solo reforzará los comportamientos positivos, sino que te dará el impulso necesario para seguir creciendo y desarrollándote como profesional.
Establece expectativas realistas
Al igual que entrenar un músculo, la paciencia se desarrolla con la práctica. Empieza por dividir tus objetivos en metas más pequeñas y alcanzables. En lugar de esperar resultados inmediatos, celebra cada pequeño logro.
Recuerda que el cambio requiere tiempo y que cada paso, por más pequeño que sea, te acerca a tu objetivo final. Al aceptar que los procesos pueden ser lentos y que surgirán obstáculos en el camino, estarás mejor preparado para enfrentar cualquier desafío que se presente.
La paciencia requiere tiempo
Ser más paciente en el trabajo no solo reduce el estrés y mejora las relaciones laborales, sino que aumenta la productividad y la satisfacción profesional. Al identificar los detonantes de la impaciencia, aplicar estrategias de gestión del estrés, cambiar la perspectiva y practicar habilidades como la escucha activa y la comunicación efectiva, podrás transformar tu entorno laboral.
Ten en cuenta que la paciencia es una habilidad que se desarrolla con el tiempo y la práctica constante. ¡Invierte en ti mismo y cosecha los beneficios!