La mayoría fue educado con la idea de ser un buen empleado y buscar un trabajo tradicional. Esta idea implantada en nuestro inconsciente nos paraliza cuando vemos que pasar de un trabajo estable a ser freelancer implica dar un salto a lo desconocido. Claro, desconocido hasta el momento y por nosotros, ya que el mundo freelance está repleto de gente que dio el salto hace mucho y que te ayudará a hacer el cambio de forma armoniosa, venciendo las llamadas pesadillas del freelancer.
De seguro comenzaste a considerar este cambio porque estás atrapado en un trabajo en el que no te sientes feliz, pero también sientes muchos miedo por lo que vendrá. Ese miedo se transforma en pesadillas que se te vienen encima en forma de preguntas: ¿Tengo experiencia suficiente para trabajar por mi cuenta? ¿Y si no consigo clientes? ¿Cómo voy a manejar mis tiempos, dinero, impuestos y todo el negocio?
Aunque los influencers y los diarios hablan de la vida color de rosas y de los casos de éxito de los autónomos, sabemos que no todo es perfecto, pero es bueno conocer los pros y los contras, para que decidas si es lo que quieres para tu vida. Aquí, algunas de las pesadillas más complicadas que deberás enfrentar como freelancer, y cómo puedes superarlas.
1. “Nunca seré suficientemente bueno”
Antes de comenzar a trabajar como freelancer puede que te dé miedo no ser suficientemente bueno para satisfacer a tus clientes. Esto se puede deber a la falta de experiencia como trabajador independiente. En este caso solo es cuestión de dar el salto, con el tiempo verás que no era tan difícil como creías y que la experiencia que traes de tus trabajos anteriores es más que suficiente.
Otra situación es cuando te ataca el síndrome del impostor. Esto hace que aquellas personas que tienen conocimientos superiores a la media sientan que en realidad no saben tanto y temen que en algún momento los demás se den cuenta. Y si los demás se dan cuenta perderían el trabajo y la estima de todos.
Bueno, debes saber que es algo que afecta a casi todo el mundo. Para contrarrestarlo puedes mostrarle tu trabajo a colegas o a personas que admiras, pídeles un feedback sincero para saber si estás capacitado para realizar el trabajo con el que pretendes ganarte la vida.
2. Ser freelancer es igual a ser solitario
Si tienes experiencia trabajando en una oficina con otros profesionales, tal vez te acostumbraste a encontrarte con tus colegas en la sala de descanso, a compartir un café y disfrutar de charlas que te hacían más pasajeras las horas de trabajo. Como freelancer tendrás que olvidarte de estas costumbres.
Salvo que trabajes en un espacio de coworking, donde compartes el lugar con otros trabajadores independientes, estarás solo. Pasarás muchas horas sin contacto directo con otras personas, lo que puede ser aburrido y hasta un poco deprimente, ya que no tienes con quien hablar ni compartir alegrías y tristezas. Tampoco tendrás a mano a alguien con quien sacarte las dudas.
Para enfrentar estos problemas es importante construir una buena red de trabajo, lo que se conoce como networking. Es muy positivo contar con colegas y amigos que también trabajen de forma remota y de manera freelance, ya que ellos entenderán la situación que estás atravesando y, aunque sea de forma virtual, podrán charlar, compartir vivencias y anécdotas.
Otro consejo es que te armes buenas playlists. La música será tu gran compañera. Y si tu trabajo te lo permite, elige algunos podcast sobre temas que te gusten, escuchar a alguien también aleja la soledad.
3. Los impuestos, entre las peores pesadillas de un freelancer
Los impuestos como autónomo varían dependiendo del país en el que trabajes. En algunos, solo deberás pagar un monto fijo que incluye los componentes impositivos y jubilatorios, y el seguro médico. En otros, deberás declarar tus ingresos mensuales a Hacienda y en base a eso tendrás que pagar un porcentaje de lo que cobraste.
Será importante que averigües cuál es el monto mínimo de facturación a partir del cuál tienes que declarar tus ingresos. Muchos freelancers por desconocer leyes, o por querer evitar el pago del impuesto, terminan teniendo problemas con el fisco y cuando son descubiertos tienen que pagar no solo lo que les correspondía, sino que también deben sumar multas e intereses.
Muchos de los que trabajan de forma independiente vienen de profesiones que no tuvieron ninguna educación financiera ni impositiva, así que es entendible que este tema sea una de las pesadillas de un freelancer.
4. ¿Y si no sé manejar mis tiempos?
No tener un jefe pidiéndote resultados parece uno de los grandes pros a favor de trabajar freelance. Pero eso depende de tu personalidad. ¿Sabes administrar los tiempos o eres de procrastinar? Si estás entre estos últimos, es un hecho que cuando te des cuenta que no llegas a cumplir los plazos, sentirás unas de las pesadillas de un freelancer.
Ser autónomo requiere tener disciplina para mantenerte dentro de tus planes, tienes que ser organizado para cumplir con tus objetivos y los de tus clientes, y debes saber calcular los tiempos que puede llevar cada proyecto para no prometer plazos que no podrás cumplir.
Con la experiencia conocerás cuánto te puede llevar cada tipo de proyectos, en base a eso sabrás qué plazos de entregas pactar con tus clientes, y eso también te ayudará a saber cuánto cobrar por un trabajo. Además, conocer esto te permite saber si vas bien o si estás trabajando lento y tienes que acelerar. Eso te mantendrá en línea y hará que no procrastines tanto.
Lo peor de procastrinar es que tú sabes que lo estás haciendo y eso genera un sentimiento de culpa, porque sabes que deberías estar trabajando para ser más productivo. Así las cosas, es fundamental ser disciplinado y cumplir con tus plazos, luego sí podrás dedicarte al ocio sin culpas.
Una forma de solucionar este problema es usando alguna de las apps de gestión del tiempo que te recomendamos en este artículo.
5. ¿Y que hay de mi tiempo libre?
Muy relacionado con el tema anterior está la búsqueda del equilibrio entre trabajo y vida personal. Al no tener que cumplir un horario pactado por tu empresa o jefe, es difícil saber a qué hora empezar a trabajar, pero mucho más difícil saber a qué hora terminar.
Sientes que podrías trabajar un rato más, que si te quedas 15 minutos más terminas esta tarea puntual y mañana podrías arrancar con otra cosa, pero luego que finalizas esa tarea te das cuenta que hay algo que te olvidaste y sigues otros 30 minutos. Cuando te diste cuenta trabajaste una hora más de la que querías.
Lo mismo te ocurrirá con los fines de semanas y las vacaciones. Lo que no terminaste el viernes, querrás hacerlo el sábado. Como no cobras cuando no trabajas, dudarás si tomarte unos días de vacaciones.
Antes de empezar a trabajar de forma autónoma este tema no te preocupará, pero después de un tiempo se transforma en una de las pesadillas de un freelancer. ¿Estás dispuesto a ese sacrificio? ¿Tienes la disciplina para cortar a la hora pactada y regalarte el tiempo libre que mereces y necesitas?
Una forma de obligarte a dejar el trabajo a determinada hora es imponiéndote otras obligaciones, que pueden ser juntadas con amigos, clases de guitarra, partidos de fútbol o lo que sea que te guste hacer. Para enfrentar este problema, te recomendamos que leas cuáles son los límites que debes establecer siendo freelancer.
6. ¡No tengo espacio!
Cuando decimos que alguien que trabaja freelance no tiene oficina, podemos plantearlo como algo positivo o algo negativo.
No tener oficina significa que no tendrás que perder horas viajando hasta tu lugar de trabajo, es decir que ahorras tiempo y dinero. Pero también implica que la mayoría de los días trabajarás en tu casa. Entonces debes pensar si en tu hogar tienes lugar para trabajar cómodo y sin distracciones. Trabajar rodeado de gente gritando, pidiéndote cosas, no respetando tu espacio y haciéndote encargos porque creen que estás libre, es una de las pesadillas de un freelancer.
¿Tienes un escritorio donde instalarte? ¿Podrás cerrar la puerta para concentrarte en tu trabajo o tendrás que compartir el espacio con otras personas? Si tienes niños tienes que saber si podrás dedicarte a tus tareas y si ellos entenderán que por más que estés en casa estás trabajando. Si crees que trabajar en tu casa afectará tu capacidad para hacer frente a tus proyectos, entonces busca un espacio de coworking o alquila una pequeña oficina.
7. Los ingresos dependen de ti
En la mayoría de los casos el trabajo freelance se pacta por tarea o proyecto, esto quiere decir que cuanto más rápido lo hagas, más rápido lo cobras y más te habrá rendido ese proyecto. Visto de otra forma, si un día estás con pocas ganas de trabajar o si estás lento, ese día habrá sido poco productivo y habrá afectado tus ingresos.
A diferencia de cuando trabajas para una empresa, que un día lento puede no tener consecuencias, o cuando mucho tendrás que escuchar a tu jefe preguntar qué ha pasado con tal tarea, pero no afecta tus ingresos.
8. Los gastos también dependen de ti
Cuando eres empleado amas el día de pago e ignoras muchos gastos que tu empleador debe hacer aparte de tu sueldo. Cuando trabajas como freelancer comienzas a entender que el sueldo solo es una parte de los gastos. Tendrás que pagar tu seguro médico, jubilación y tal vez un contador que lleve tus impuestos. Por otro lado, también deberás hacerte cargo de los servicios como electricidad e internet.
Por supuesto que cada cosa que necesitas incorporar a tu equipo de trabajo será una inversión que saldrá de tu bolsillo. Desde la computadora con la que trabajarás hasta el mouse que le agregues, pasando por los softwares que necesites, cámara, micrófono y todo lo que sea necesario para cumplir con tu trabajo.
9. No saber decir que “no”
El miedo a no tener suficientes clientes hace que muchas veces aceptemos trabajos que no nos gusta hacer o, peor, que no sabemos cómo hacer. Si aceptas un trabajo para el que no estás preparado, lo más probable es que el resultado final no tenga la calidad con la que te gusta trabajar y no solo tú te darás cuenta, sino que el cliente también quedará decepcionado.
Además, es seguro que nunca más recibas un pedido de ese cliente. En cambio, si hubieras sido sincero y le hubieras dicho que no te especializabas en ese tipo de proyectos, el cliente lo hubiera valorado y hubieras recibido alguna consulta de él cuando necesitara hacer algo diferente.
Cuando comencé como escritor freelance, una de las primeras consultas que recibí era escribir el guion de una serie colombiana en la que los personajes bailaban y cantaban reguetón. Mi primera reacción fue estudiar sobre el tema y aceptarlo, pero luego me di cuenta que jamás había escritor un guion, no conozco la jerga de los adolescentes colombianos y no conozco artistas de reguetón. Entonces supe que cualquier cosa que hiciera se vería forzada, poco natural y de mala calidad.
Si hubiera hecho ese trabajo, hubiera empezado mi trabajo con una referencia negativa que me habría hecho muy difícil conseguir nuevos clientes.
10. No saber diversificar
Tener un gran cliente que te paga bien y te da mucho trabajo por mes suena genial, pero tiene sus peros. Si todos tus ingresos dependen de un solo cliente, estás en peligro. Si ese cliente decide que ya no quiere que ese trabajo lo haga un freelancer sino un empleado interno, o si consigue que alguien lo haga por menos dinero que tú, o si la empresa quiebra, tú te quedarás sin tu única fuente de ingresos.
Para evitar esto es importante que diversifiques tus ingresos y que tengas varios clientes, de esta forma si uno se cae podrás seguir sobreviviendo con los ingresos provenientes de los demás clientes.
Contado así parece que trabajar como freelancer no es algo muy motivador, pero no te preocupes, en este artículo solo te hablé de los aspectos negativos: las pesadillas de un freelancer. Existen muchas más razones positivas por las cuáles muchos trabajamos desde casa. Lo importante es aprender a manejar y contrarrestar las situaciones de las que te hablamos, y cuanto más experiencia tengas, será más fácil evitarlas.