¿Te pasa que tienes activas las notificaciones del correo de trabajo en tu celular y, cada que llega un mensaje, sientes la urgencia de responder? ¿Te pasa que sientes que es necesario atenderlo de inmediato, incluso si es la mañana del domingo? Si es tu caso, debes cuidarte.
Así como lo lees: debes cuidarte, porque la necesidad de estar conectado todo el tiempo es una fuente de ansiedad y estrés que pone en riesgo tu salud emocional y mental. No se trata solo del tiempo o esfuerzo que tome responder un mensaje, sino de que tu mente nunca para de trabajar, y el trabajo se torna en una especie de adicción negativa.
En el trabajo remoto existe mucho riesgo de caer en este problema. La falta de presencia física, te presiona a sobreactuarte en la presencia virtual. Sin embargo, como te explicaremos en este artículo, esto es una cuestión de falta de límites personales y no de una exigencia real del mundo actual.
Además, incluso en medio de un día laboral, el afán de responder con inmediatez cada mensaje que recibes no es más que un gran distractor. Lo que logra es interrumpir tu flujo de trabajo normal, romper tu concentración y, contrario a lo que crees, disminuir tu productividad.
Factores que motivan el sentimiento de urgencia de responder un email de trabajo
La falsa idea de que la productividad es directamente proporcional al tiempo que dedicamos a trabajar y al número de tareas que ejecutamos en ese tiempo, es la enemiga número uno de la desconexión. ¿Pero qué es lo que mantiene viva esa idea?
Las dinámicas laborales envueltas en la inmediatez y la cultura de trabajo absorbente a todos los niveles de la compañía son las culpables. Por eso es muy importante poner límites individuales, que no perjudiquen tus resultados y las necesidades de la compañía, pero que te permitan desconectarte.
Ya hablaremos de eso. Por lo pronto, detallaremos algunas de esas dinámicas que te generan esa sensación de urgencia de responder un email de trabajo tan pronto como lo recibes:
Presión jerárquica
Con esta expresión nos referimos a la presión que ejercen los jefes o superiores que trabajan en jornadas interminables y envían emails en horarios no laborales. Con o sin intención, esta es una mala práctica, tanto para ellos (por su bienestar individual) como para la compañía que, al permitirlo, no fomenta el respeto por el tiempo personal y, con seguridad, tiene una crisis de cargas laborales que debe revisar.
Sin embargo, es natural que recibir un correo del jefe, fuera del horario laboral, ejerza una presión implícita. Esto se evidencia, por ejemplo, en un sentimiento de culpa por estar descansando, mientras él trabaja. También puede generar un sentimiento de miedo asociado a ser percibido como irresponsable o con falta de compromiso.
Lo cierto es que no siempre un correo de un jefe es urgente. De igual forma, es su decisión personal extender el tiempo que dedica al trabajo. Su conducta no debe verse como un ejemplo o una exigencia.
Por eso, es fundamental marcar la pauta desde el primer momento y dejar claro que tú valoras tus tiempos de descanso. Piensa: si el correo que recibes no da espera porque las horas laborales no son suficientes para desarrollar el trabajo, es necesario revisar los procesos, los cargos y toda la estructura, porque algo no funciona y no eres tú.
Si tu empleo es de horario flexible, definir esos límites es aún más importante. La flexibilidad no es sinónimo de disponibilidad 24/7. Comunica o acuerda con tu cliente o superior, cuál es tu horario laboral. Así evitarás inconvenientes.
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Presión de los colegas
Cuando tienes colegas que envían correos electrónicos solicitando tu colaboración, por fuera del horario laboral, puedes ser víctima de dos tipos de presión: la primera, por competencia; la segunda, por compañerismo.
Al hablar de competencia nos referimos a que se despierta la preocupación de que otros colaboradores sí están activos en momentos de supuesto descanso. Esto va acompañado de la idea de que serás comparado, de que él o ella presentará mejores resultados, que serás acusado de no responder y más.
Por otro lado, el interés de mantener buenas relaciones con los compañeros, y la idea de que ellos también respondan de manera oportuna tus solicitudes son dos motivos que pueden llevarte a responder sus mensajes en cualquier momento. Sin embargo, el resultado final de reaccionar con inmediatez a los pedidos de tus colegas es sentar el precedente de tu disponibilidad permanente. Una vez que abres esa puerta es muy difícil volver a cerrarla.
Tu presión
El sentido de responsabilidad o el compromiso son dos detonantes de ansiedad por responder con urgencia un email de trabajo. Es decir, no siempre existe una presión externa. En muchos casos, se trata de un interés genuino, un afán de ser eficiente, productivo y oportuno como estilo de trabajo de cada persona.
En este caso, es tu responsabilidad cambiar ese hábito, que a largo plazo afectará tu bienestar general. Debes respetar tu derecho a desconectarte y reconocer los beneficios de hacerlo.
Además, es fundamental generar expectativas reales, a tus colegas y superiores, sobre lo que puedes hacer durante tus horas laborales. Si no lo haces, ellos no sabrán donde está el límite. No se trata de bajar la productividad o faltar a las obligaciones, se trata de ser franco y evitar sobrecargas y malos entendidos.
Mira los siguientes ejemplos y analiza tu caso:
- Un domingo en la mañana recibes un correo de tu jefe solicitando la redacción de un comunicado de prensa sobre una novedad importante en la empresa. ¿Es urgente? ¿Deberías hacerlo de inmediato? En este caso, por tratarse de una cuestión de oportunidad y de noticias, es probable que sí.
- Pero veamos otro caso: un domingo en la mañana recibes un correo de tu jefe solicitando el calendario tributario, porque se acerca la temporada de pago de impuestos. ¿Podría esperar al lunes? Sin duda, puede esperar; a menos que el lunes sea la primera fecha de pago y no lo hayas informado con anterioridad.
- ¿Notas la diferencia entre las dos situaciones? Diferenciar entre lo urgente y lo importante es el primer paso para determinar la verdadera urgencia de responder un email de trabajo. Eso requiere de una mirada objetiva al asunto.
Ideas para controlar el impulso de responder con urgencia un email de trabajo
Ya hemos señalado que poner límites claros y mirar las situaciones con objetividad son las primeras medidas que debes tomar para controlar la urgencia de responder un email de trabajo. Sin embargo, sabemos que no siempre es fácil lograrlo.
Por eso, hemos pensando en algunas ideas que pueden ayudarte. Los siguientes son argumentos que te darán fortaleza y motivos para desconectarte de tu correo electrónico laboral:
- Tienes derecho a desconectarte del trabajo. Todos los trabajadores tienen ese derecho, el cual se traduce en tiempo de descanso, vida personal y familiar, actividades de ocio y más. Las empresas lo saben y deben respetarlo. Es decir que no estás obligado a responder correos en momentos no laborales.
- Corta la comunicación con asuntos laborales. Si tienes la posibilidad, utiliza dispositivos independientes para los asuntos personales y los laborales. Si no, aplica técnicas como: eliminar las notificaciones, no tener las cuentas corporativas asociadas a tu teléfono, y otras que te mantengan al margen de lo que suceda en la oficina mientras estás en tu tiempo libre.
- Ocupa tu mente en cosas que te distraigan. De nada servirá cortar la comunicación, si no dejas de pensar en tu bandeja de entrada. De hecho, el efecto será aumentar tu ansiedad. Así que mantén tu mente ocupada y no des cabida a pensar en el trabajo.
- Dispón un horario para revisar tu correo electrónico. Si te cuesta mucho soltar, crear un espacio en tu agenda para esta tarea puede calmar tu impulso y, a la vez, poner límite al tiempo que le dedicas. La clave acá es que respetes el horario; de lo contrario no lograrás el objetivo de desconectarte.
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¿Qué tiene más urgencia: tu salud o responder un correo de trabajo?
Sea cual sea la fuente de ese impulso o presión que no te permite dar espera para responder los correos electrónicos, aprender a controlarlo es clave para tu salud mental y para tu verdadera productividad. Responder un correo electrónico puede parecer poca cosa. De hecho lo es. El problema de fondo es la ansiedad que sientes cuando no puedes hacerlo o la necesidad de interrumpir cualquier otra actividad para atenderlo.
Es probable que no creas que el impulso de vaciar tu bandeja de entrada de manera permanente te genera agotamiento. A lo mejor, tampoco notas el desgaste mental que padeces por querer revisar el correo a cada instante, y no dejar de pensar en los mensajes que tienes sin responder.
Asimismo, quizás no seas consciente de cómo esa actitud afecta tus relaciones personales, tu tiempo de descanso y el disfrute de tus actividades no laborales. Y tampoco te hayas percatado de todo lo que dejas de hacer, por vivir en función de atender cada mensaje.
Lo cierto es que son consecuencias adversas y reales. No te dejes absorber por ese falso sentido de urgencia. Recuerda que el mundo no se acaba por un correo sin respuesta. Lo que si se acaba es tu salud y por eso es importante que te cuides a tiempo.