¿Tienes problemas para trabajar bajo presión? No estás solo. La mayoría padece ante esta dinámica en la que se debe mantener la productividad y la eficiencia, bajo altos niveles de estrés y exigencia. No es nada fácil; al menos, no para todo el mundo. Si quieres conseguir un equilibro, donde tu salud y bienestar convivan con tu buen desempeño en el trabajo, esta entrada es para ti: te daremos 10 tips para aprender a trabajar bajo presión.
1. Enfócate en el presente
Si lo que te genera ansiedad es qué dirá tu jefe, si alcanzarás la meta, si cumplirás el plazo, todo lo que te falta por hacer, o cualquier otro asunto (hipotético o real) que ocurrirá en el futuro: ¡Para! Pon tu mente de manera exclusiva en tu presente. Concéntrate en la tarea que estás realizando en ese instante en que te agobian los pensamientos, y termínala. Estar presente y desprenderse de las preocupaciones futuras, contribuye a la calma y a la productividad.
Si esto te cuesta trabajo, igual, haz una pausa y escribe una lista de las 3 o 5 cosas más urgentes que tengas por hacer. Debes limitar esa lista, aunque te cueste. De esa manera, lograrás dar un rumbo a tus pensamientos y enfocarte solo en unas pocas cosas tangibles y realizables en corto tiempo.
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2. Prioriza tus tareas
Aunque todo parezca urgente e importante, siempre habrá algo que prime. ¿Cómo saberlo? Aplica el siguiente paso a paso:
- Crea una lista de tareas e incluye todo lo que puedas pensar e imaginar.
- Revisa cada uno de los ítems de tu listado y responde estas 3 preguntas: ¿Es importante para mí? ¿Realizarlo me liberará tiempo y presión el día de hoy? ¿Tiene un impacto en mi rol dentro de la empresa?
- Si respondes sí a todo, sin duda es prioridad.
- Si respondiste no a una o dos de las preguntas, piensa: ¿Lo puedo posponer o delegar?
- Si respondiste no a todo, piensa: ¿Lo puedo eliminar de mi lista?
En este proceso te enfrentarás a algunos dilemas, pero debes forzarte a decidir e ir dando un lugar adecuado a cada tarea de tu lista. Con la práctica, te será cada día más fácil priorizar.
Otro método para priorizar es el Modelo Eisenhower. Consiste dividir tus tareas en cuatro categorías: 1) Urgente e importante, 2) Importante, pero no urgente, 3) Urgente, pero no importante, y 4) Ni urgente ni importante. La metodología indica que las tareas se deben desarrollar en el siguiente orden: primero las del grupo 1, luego las del tercero, seguidas por las del 2 y, finalmente, las del cuarto grupo, que incluso podrían borrarse.
3. Divide las tareas
¿Eres de los que celebra las pequeñas victorias? Si no es tu costumbre, debes comenzar a hacerlo. Esta es una práctica clave para aprender a trabajar bajo presión. Te explicamos: cuando tienes frente a ti un proyecto increíble, pero abrumador a la vez, miras en perspectiva y sientes que nunca lo acabarás. ¿Verdad? Si lo divides en pequeñas tareas, cambia el panorama.
Esta sencilla táctica te permite borrar ítems de la lista de cosas por hacer y evidenciar tus avances. Así, inconscientemente experimentarás una sensación de logro que te animará a continuar.
4. Anticípate a los picos de trabajo
Si bien es imposible tener todo siempre bajo control, anticiparse a situaciones que sabes que serán una sobrecarga de estrés es de gran ayuda. Si eres nuevo en una compañía o trabajo, te tomará tiempo poner en práctica este consejo. Pero si ya conoces el ritmo de trabajo y las dinámicas de la compañía, sabrás cuándo es necesario adelantar tareas, pedir ayuda o hasta una ampliación de los plazos. Si eres coherente y organizado, esta preparación te servirá para lidiar mejor con los picos de trabajo.
Con esto no queremos contradecir nuestro primer tip de esta lista; de ninguna manera. Planear no es vivir en el futuro; es tomar unos minutos del presente para prepararte para situaciones futuras que atenderás en su totalidad cuando sea el momento.
5. Sé asertivo al ofrecer ayuda
Ser un buen colega no debería jugar en tu contra. Cuando no te pones límites en la ayuda que ofreces a tus compañeros o superiores, estás corriendo el riesgo de sobrecargarte tu mismo con responsabilidades que no te corresponden.
Aprender a trabajar bajo presión tiene mucho que ver con aprender a decir no. La asertividad es el secreto; es la vía para lograr el equilibrio entre trabajar en equipo y ser colaborador, y no inmiscuirte en asuntos que no son de tu competencia y nublan el foco de tu trabajo.
6. Sé asertivo al pedir ayuda
Pide ayuda si la necesitas, pero se asertivo al hacerlo para manejar la presión en un determinado momento. Esto quiere decir que escojas a una persona que en realidad te colabore, no que se convierta en una carga. También que no se vuelva una costumbre; debes pedir ayuda en situaciones críticas de verdad. Finalmente, debes hacerlo de manera oportuna. No esperes a estar desbordado y a un paso de colapsar.
7. Cambia tus pensamientos sobre la presión
El trabajo bajo presión suele tener una connotación negativa, por los efectos adversos en las dinámicas laborales y en la salud de los trabajadores. Sin ánimo de ignorar esa realidad, sugerimos que analices: ¿Qué representa para ti la presión? Es común que la presión se fundamente en situaciones hipotéticas que nos generan angustia, y por eso te aconsejábamos enfocarte en el presente al inicio de este listado. Pues bien, ahora, queremos ir un poco más allá, para que le des un giro a tus pensamientos sobre la presión.
Haz el ejercicio de asignar pensamientos positivos a esos periodos estresantes en el trabajo. Busca el propósito que hay detrás de las meras tareas o visualiza lo que conseguirás al culminar el trabajo. Esta táctica, te dará luz cuando estés agotado.
8. Haz ejercicios de relajación y actividad física
Identifica lo que te funcione: meditar, correr, jugar fútbol o baloncesto, yoga, pilates, bailar o cualquier otra actividad que te reduzca la ansiedad. Descansar no cuenta. Es importante, claro, pero la invitación es a liberar el estrés y la tensión que acumulan tu cuerpo y tu mente durante las jornadas laborales, con algo que disfrutes y que te saque de la rutina.
9. Descansa, duerme y disfrútalo
No te sientas culpable por tomar un descanso. Duerme bien y trata de hacerlo horas como necesites, si te es posible. Recupérate. Solo hay consecuencias positivas de esto. El estrés profundiza la sensación de cansancio, por eso para trabajar bajo presión hay que aprender a parar. Muchas veces, apartarte del trabajo es el impulso que requieres para retomar con más entusiasmo.
10. Deja de procrastinar
Con toda sinceridad, responde: ¿Qué tanta presión laboral es generada por tu propia procrastinación? Es probable que hayas notado que el mal hábito de posponer tus responsabilidad, desemboca en una situación con altos niveles de estrés y presión. Para superar ese hábito, indaga los motivos por los cuales procrastinas y trata de corregirlos. Entre más decidido estés a para de posponer, más rápido desarrollarás el habito de ejecutar. Todo es cuestión de proponértelo.
Aprender a trabajar bajo presión es posible
Al inicio de esta entrada mencionamos que cada ves es más común tener que enfrentarse a dinámicas laborales cargadas de estrés, ansiedad y presión. Pero también, dejamos ver en el listado que presentamos que hay mucha responsabilidad en cada trabajador para mejorar sus condiciones de trabajo.
Si lo piensas bien, por un lado, tú puedes ser el causante de la presión que rige tu trabajo, y por el otro, puedes prevenirla o manejarla sin desbordarte. Lo fundamental es tener conciencia de la situación y tomar acciones oportunas. En definitiva, con orden y determinación, puedes aprender a trabajar bajo presión.
Descubre: 8 herramientas para hacer y organizar listas de tareas
Buenas tardes, muchas gracias por las recomendaciones dadas en este artículo, a ponerlo en práctica de ahora en adelante. Saludos
¡Buenas tardes! Me complace saber que encuentras útiles las recomendaciones del artículo. Estoy segura de que al ponerlas en práctica, encontrarás beneficios y mejoras en tu desempeño.
Me ha hecho gracia lo de “dejar de procrastinar” como solución porque para mí procrastinar es precisamente el problema: es el efecto de la presión en mí, no la causa. Soy una persona disciplinada con poca tendencia a postergar mis deberes, pero en momentos de mucha presión salgo huyendo y me refugio en cualquier actividad que me mantenga distraída, al sentir que no puedo soportar esa presión.
¡Hola, Paula! Comprendemos completamente lo que dices. La relación entre la procrastinación y la presión puede ser complicada. En tu caso, parece que la presión puede ser un desencadenante para procrastinar como una forma de lidiar con el estrés. Esto es algo que muchas personas experimentan.
En lugar de ver la procrastinación como un problema en sí mismo, puedes considerarla como una señal de que necesitas gestionar mejor la presión y el estrés en tu vida.