Todos hemos hecho esa acción. Escondernos detrás de la distracción para dejar de hacer los pendientes. En el primer minuto que perdemos la concentración, y la mente empieza a divagar, el antagonista de la productividad comienza a hacer gala de su mejor escena. No es por hacerte spoiler, pero esta es de esas películas donde el enemigo deja hospitalizado al protagonista.
¡Vamos! A estas alturas no puedes negar lo familiar que suenan estas frases “Me merezco este tiempo para aliviar el estrés”, “Más tarde lo haré, será rápido, total un poco distracción no hace daño”. ¿Por qué será que suena tan familiar? En lugar de abrazarnos porque nos sentimos identificados, mejor te cuento un dato curioso detrás de la procrastinación.
Lo curioso detrás de la procrastinación
El autor del libro “Procrastinación: Por qué dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy”, Piers Steel, comenta algo interesante y es que al parecer la procrastinación aflora debido a que la parte emocional (sistema límbico) supera al área racional del cerebro (la corteza prefrontal).
En otras palabras, las voces de la lógica son ignoradas por una manada de elecciones con poco sentido. Es imperante saber lo último que han publicado tus contactos en redes sociales, ya que terminar el trabajo, ¿eso? Eso lo podemos terminar luego de enterarte de las novedades.
Solemos pensar que procrastinar son problemas técnicos de no saber gestionar el tiempo, cuando en realidad es que no sabemos autogestionarnos. Por lo que para atacar a la procrastinación se debe mirar a la dirección correcta, aprender a manejar los sentimientos, acciones y pensamientos.
Otra idea equivocada de la procrastinación es no verlo como un hábito, sino como si fuera un título universitario “Soy un procrastinador”. Timothy Pychyl, autor de “Solving the Procrastination Puzzle”, sugiere que procrastinar es una acción inconsciente, un hábito que hacemos sin pensar. En palabras más simples, ¡no es parte de ti, no te define!
Por ello, te mostramos 5 consejos para dejar de procrastinar, y romper de una vez por todas con ese mal hábito.
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1. Crea el ambiente ideal
Antes de sentarte a trabajar, habla contigo mismo para que estés consciente que a eso es que te vas a dedicar y pregúntate primero ¿qué es lo que te alienta a distraerte? El teléfono, los correos, las redes sociales, noticias y ese televisor que tienes frente a ti (si ese es tu caso, deberás buscar un lugar más adecuado para instalar tu oficina).
¡Aleja el teléfono! De acuerdo a un estudio realizado por Social Psychology, tener ese aparato inteligente a la alcance de tu manos, incluso si no lo tocas, afecta tu desempeño, alrededor de un 20 % en comparación a que esté fuera de vista.
Una buena práctica es usar aplicaciones que ayuden a mejorar tu concentración, como StayFocusd que bloquea los sitios como redes sociales o páginas que alimentan la distracción.
2. Debes comenzar
Un comportamiento común es que nos sentamos frente al computador y caemos en una especie de limbo, pensando en cómo iniciar. Te dices, déjame hacer otra cosa mientras encuentro cómo comenzar este texto, por ejemplo. Bueno, sabes cómo termina, retrasando las cosas, huyes de la concentración creyendo que la musa la hallarás realizando una actividad diferente. ¡No suele ser así la mayoría de la veces! ¿Cierto?
Si te obligas a comenzar sin tener que recurrir a otra tarea, incluso puede que te sientas más entusiasmado y tomes el control hasta terminar dicha responsabilidad.
3. Primero las cosas importantes
Cuando empiezas a trabajar, comienza por aquello que demande más atención y energía, y finaliza con la actividad menos importante. Aunque no lo creas, una de las formas más efectivas para procrastinar menos es iniciar por las tareas más complejas. Si terminas con ello primero, tendrás una sensación de satisfacción y alimentarás a la concentración.
4. Cumplir con la Ley de Eficiencia Forzada
¿Lo has escuchado alguna vez? Se refiere a “Nunca hay tiempo suficiente para hacer todo, pero siempre hay tiempo suficiente para hacer la cosa más importante“. Sí, va de la mano con el consejo anterior. La mayoría de nosotros estamos con trabajo hasta el tope, ¡hay muchas cosas que cumplir en poco tiempo!
Cuando estamos en escenario solemos aturdirnos, porque en horas hombres es imposible cumplir con todas las actividades a realizar. Al estar en esa posición dejar de procrastinar no resulta una tarea fácil, caemos en esto como una forma de “despegarnos” y “liberar estrés”. Pero, lo que en realidad logramos es que el trabajo se acumule y nos sentimos atrapados sin saber por dónde empezar.
La solución es que cumplas con las tareas más importantes, si realizas esto, evita sentirte mal por lo que no pudiste hacer. Lo importante aquí es que dediques tiempo valioso en lo relevante.
5. Utiliza recompensas
Una forma para mantenerte motivado y dejar de procrastinar es recompensarte cada vez que cumplas con una actividad. De acuerdo a un estudio publicado en la revista Neuron, el cerebro responde a estímulos de manera más efectiva al recompensarte. Puede ser haciendo algo que te guste, como ver una película o jugar videojuegos.
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Mantén presente que para dejar de procrastinar se requiere entender que se necesita un cambio en la forma de pensar, accionar y sentir. Cuando empieces a trabajar debes estar consciente de que a eso es a lo que te vas a dedicar y que luego de finalizar, te darás una recompensa.