Al aceptar un nuevo empleo se tiene claridad sobre el horario, las funciones, el salario económico y emocional, los beneficios o comisiones adicionales, entre otras cosas, pero nunca sobre la forma de liderazgo de quién será el jefe. Por eso, tu trabajo soñado puede convertirse en una verdadera pesadilla si tienes la mala fortuna de toparte con un jefe tóxico.
Un jefe tóxico no es un superior con el que no te la llevas bien, tampoco es uno demasiado exigente o demasiado flojo. Es una persona cuyo liderazgo sobrepasa límites de consideración con sus colaboradores. Más adelante te explicaremos mejor. El punto es que su gestión crea un ambiente laboral negativo y difícil de soportar para muchos. De hecho, hay estudios que señalan que más del 40 % de las personas renunciarían a sus trabajos por un mal jefe.
Suena injusto, ¿no? Por eso, para que no te pase que un mal jefe te lleva al limite de dejar tu trabajo, prepárate para manejarlo. Con las ideas que te daremos a continuación verás que es posible sobrevivir a un jefe tóxico.
¿Qué es un jefe tóxico?
Jefe es jefe. ¿Sabes a qué nos referimos? Hay algunos adorados, amables y compresivos al extremo; también unos dedicados, colaboradores, como maestros con lo que se aprende y trabaja sin problemas; otros relajados y flexibles, casi colegas, en fin… Pero a la hora de rendir informes, presentar resultados o hacer seguimientos, todos tienen que ser exigentes y no falta un momento en que se saldrán de casillas o reaccionen de la manera menos esperada.
Esas salidas en falso no lo pueden condenar. Tampoco, el hecho de que te encomiende tareas que no te gustan o que hable en tono fuerte o acelerado. Ya hemos dicho que tener diferencias con él no determina que sea tóxico. Entonces, ¿cómo saber si tu jefe lo es?
Bueno, pues se trata de cómo te hace sentir. ¿Tu jefe te intimida o ignora, invalida tu opiniones, roba tus logros, te acusa injustamente, menosprecia tu esfuerzo o es humillante? Todas estas actitudes son reflejo de un acoso propio de los jefes tóxicos.
Son personas que aman el poder y sentirse en control. Son cerrados a las opiniones de subalternos, porque creen tener siempre la razón y no necesitar validación. Por eso son arrogantes y nunca se disculpan. A sus superiores los alaban, mientras a sus subalternos los ofenden y sabotean de forma constante.
Les falta calidad humana, no tienen consideración con las necesidades personales de los trabajadores, faltan a su palabra sin vergüenza, manipulan y mueven influencias a su conveniencia y no la de su equipo. Tienen pésima comunicación y no saben gestionar conflictos.
En definitiva, son líderes negativos que abusan de su poder, generando un ambiente laboral hostil y desmotivante para los colaboradores.
¿Cómo tratar con un jefe tóxico?
La probabilidad de que un jefe tóxico cambie es muy baja (recuerda que ellos creen que no se equivocan; entonces, ¿por qué deberían cambiar?). Por ende, lo mejor es aprender a sobrellevarlo. Los siguientes consejos te ayudarán a disminuir la ansiedad que te puede generar un jefe así.
1. Enfócate en tu trabajo y objetivo profesional
Si te logras sacar al jefe tóxico de la cabeza, encontrarás algo de paz y motivación para trabajar. Claro, no es tan fácil como decirlo, pero es posible. Sabes de plano, que va a criticarte, a quejarse y a exigirte más, entonces no trabajes en espera de su aprobación. La única validación que debe importante es la tuya. Haz siempre un trabajo del que te sientas orgulloso, que hable bien de ti. Esta actitud te hará menos vulnerable al menosprecio y más abierto a las críticas constructivas.
2. Controla tus emociones
Actúa siempre de manera profesional. Tu trabajo habla por ti, pero también tu comportamiento. Además, sea como sea, estás en una posición de subordinación y, aunque eso no significa que te dejes acosar, sí te pone en una situación de desventaja. En pocas palabras: podrían despedirte, dañar tu reputación o empeorar el trato hacia ti.
En definitiva, reaccionar impulsivamente ante situaciones de crisis con un jefe tóxico no trae nada bueno. Podrías intentar hablarlo cuando ya estés más calmado o llevar el asunto a la oficina de Recursos Humanos u otra instancia que pueda ayudarte. De cualquier manera, no permitas que tus emociones se apoderen de ti.
Lee también: ¿Qué es inteligencia emocional en el trabajo y cómo usarla?
3. Libérate del jefe tóxico cuando no estés trabajando
Te acabamos de decir que controles tus emociones en el entorno laboral y en especial frente a tu jefe, pero es natural que quieras salir del trabajo y desahogarte con alguien. Es absolutamente normal y necesario. Sin embargo, una vez que lo hagas, sácalo de tu sistema. Para de pensar en lo malo que te dijo, la crítica innecesaria o el reconocimiento que se robó.
No permitas que ese jefe tóxico amargue también tu vida personal. No le des más poder del que ya tiene. De hecho, lo mejor sería liberar el estrés que te genera en el trabajo, haciendo ejercicio, cocinando, meditando, leyendo, o con cualquier actividad que te guste y despeje tu mente.
4. Toma nota de las instrucciones y conversaciones
Por ser una persona errática, insegura y con tendencia a hacer berrinches, el jefe tóxico no será coherente ni claro en sus comunicaciones. Llevar un registro de las solicitudes, instrucciones y cualquier conversación importante, te ayudará a cumplir con sus expectativas y a tener evidencias de lo conversado, para resolver cualquier malentendido.
Además, es una herramienta que te ayudará a concentrarte en lo laboral, sin dejar que tu mente se desvíe pensando en el tono de las palabras, en la mirada o el comentario malintencionado. Las notas deben ser objetivas, detalladas y ceñidas a las tareas a tu cargo.
Y bueno, si tu registro es confiable, hasta podría servirte como prueba para denunciarlo ante el departamento de Recursos Humanos.
5. Establece límites
Aunque estés en una posición de subordinación, es posible establecer límites que le demuestren que no eres tan débil como supone tu jefe. Si lo haces de manera respetuosa, pero contundente y consistente, entenderá que su presión no está teniendo el efecto esperado y puede llegar a ceder.
Puedes poner límites con tu lenguaje corporal. En una videollamada muéstrate firme, haz contacto visual mirando hacia la cámara, asintiendo, y manteniendo la cabeza en alto. También puedes hacerlo de manera verbal, apoyado en las notas que has tomado, con evidencia objetiva y no desde las emociones. Habla y comunícale, siempre con respeto sin reclamos o berrinches, que no tolerarás más sus abusos. Ante una respuesta negativa, lleva tu queja a una instancia superior.
6. Busca apoyo en tus colegas
Tener buenas relaciones con tus compañeros es de gran ayuda ante una situación critica con un jefe tóxico. Ellos serán un apoyo para pasar los malos ratos, pero también pueden ser respaldo a la hora de confrontar un jefe o realizar una denuncia formal por acoso laboral.
Crea una red en la que todos procuren establecer los mismos límites y lleven el mismo registro. Esto pondrá en alerta al jefe tóxico, y también servirá para evidenciar el maltrato generalizado. Es probable que no todos accedan, pueden temer perder su trabajo. Eso es respetable. Lo importante, en cualquier caso, es que trates de no lidiar solo la situación.
7. Prepárate para una transición laboral.
Cuando la situación sea insostenible y el abuso de poder sobrepase todos tus límites, debes considerar seriamente cambiar de trabajo. No dejes que esto sea una decisión acalorada e impulsiva. ¡Hazlo bien! Organiza tus finanzas, inicia una búsqueda juiciosa de empleo (ya sabes que en WeRemote te ayudamos con eso), y procura finalizar los proyectos que estás desarrollando antes de irte.
Si renuncias luego de un proceso como este, es probable que salgas con un nuevo empleo o consigas uno en poco tiempo, dejarás las puertas abiertas y sobretodo te sentirás más tranquilo. Lo habrás hecho en tus términos, y no presionado por ese jefe tóxico.
Encuentra algo que aprender de la situación
De todas las experiencias, incluso de las adversas, es posible aprender algo y encontrar el lado positivo. Por una parte, habrás aprendido a lidiar con un jefe tóxico, a formar una red de apoyo en el trabajo o a organizar tus finanzas en caso de que debas dejar tu empleo. Por otra, podrás hacer un ejercicio de autoevaluación para encontrar puntos de mejora personal.
Sin el ánimo de justificar un abuso, podrías evaluar cosas como: ¿habría algún fundamento en los comentarios negativos de aquel jefe? ¿Eras consciente de tus errores y debilidades? ¿Reaccionaste mal en alguna ocasión? Al responder estas y otras preguntas similares, deja de lado las emociones, y encuentra la forma de ajustar lo que sea necesario.
Siempre puede haber un nuevo jefe, peor que el anterior. Saberlo manejar está en ti.