Cómo saber cuál oferta laboral es la más indicada para ti

Cómo saber cuál oferta laboral es la más indicada

Perfeccionas tu currículum, superas la entrevista, ¡y recibes una oferta de trabajo! Aunque después de todo el esfuerzo, la respuesta obvia sería un rotundo “sí”, debes detenerte por un momento y evaluar si la oferta laboral es la más indicada para ti. Después de todo, que suene fantástico en el papel (o correo electrónico), no quiere decir que lo será en realidad. Te mostramos cuáles son algunas de las señales que pueden ayudarte a determinar si aceptar o no el empleo.

¿El trabajo cumple con lo básico?

Detalles como el lugar, el horario, el cargo, la remuneración y los beneficios son esenciales para determinar si aceptas o no una oferta de trabajo. Al fin y al cabo, hay cosas en las que puedes hacer concesiones y otras en las que no. Por ejemplo, un salario anual inferior a lo que consideras tu valor, un horario rígido que no te permite disfrutar de tiempo en familia, o beneficios que no cumplen con tus expectativas.

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¿Estás consciente de tus funciones y lo que se espera de ti?

Muchos reciben la oferta laboral y se lanzan al agua como nadadores expertos. Sin embargo, hacer esto sin comprender de qué va el cargo y cuáles son las funciones a realizar, puede terminar en ser arrastrado por el mar y revolcado por las olas.

En ese sentido, antes de dar el “sí”, asegúrate de tener claro, además de cuáles serán tus funciones, cómo se medirá tu desempeño, ya que esto debe estar en consonancia con tus habilidades, experiencia y estilo de trabajo.

¿Te emociona el nuevo empleo?

¿Te emociona el nuevo empleo?

Poder hacer el trabajo, no es lo mismo que querer hacerlo. Y esto último afecta en gran medida tu compromiso y desempeño. Pregúntate si puedes pasar un largo periodo cumpliendo con las mismas actividades, y si la respuesta te desanima, por allí no es.

En cambio, si no puedes esperar a comenzar el nuevo proyecto que te plantea la oferta laboral, es probable que debas considerar de forma seria una respuesta afirmativa.

¿Tu posible jefe tiene lo que buscas en un superior?

Sí, un jefe puede ser la razón por la que ames u odies tu nuevo empleo. Por ello, antes de aceptar una oferta, plantéate si puedes trabajar con esta persona. Puede que te guste recibir feedback, pero tal vez ese no es el estilo de tu superior.

De forma similar, puedes estar acostumbrado a compartir ideas. Sin embargo, tu nuevo jefe no está dispuesto a escucharlas. En ese caso, es de suma importancia comparar a tu jefe ideal con tu posible jefe y evaluar si están en consonancia. De no estarlo, lo mejor es que continúes buscando.

¿Te ayudará a cumplir con tus objetivos profesionales?

Aceptar o no aceptar la oferta laboral también depende de qué puede hacer el nuevo empleo por tu carrera. Y para ello, debes haber establecido tus objetivos profesionales a largo plazo.

Por ejemplo, si hay una industria que te interese en particular y la empresa que te está haciendo la oferta pertenece a ella, debes considerarla. Así mismo, si lo que buscas en llenar tu hoja de vida con compañías de renombre, es una buena idea aceptar la propuesta de esa empresa de la que todo el mundo habla.

En definitiva, se trata de tomarte el tiempo para reflexionar qué quieres de un empleo, y si esta nueva oferta puede dártelo.

¿El nuevo trabajo se siente como una decisión inteligente?

Escuchar a tu instinto también es fundamental en este proceso. La oferta de trabajo puede parecer perfecta y cumplir con todo lo que buscas, pero si tu intuición te dice que no, lo mejor es no ignorarla.

Caso similar si se trata de una propuesta que puede que no cumpla con todo lo que deseas. Sin embargo, si tienes una corazonada de que debes considerarlo más a fondo, lo más aconsejable es hacerlo.

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Siempre ten en mente que no todo va a ser perfecto y que la búsqueda del ideal puede hacer que pierdas buenas oportunidades. Así mismo, en caso de estar en una encrucijada, considera salir a caminar, reunirte con tus amigos o tener una buena noche de descanso, estas actividades podrían ayudarte a tomar la decisión con la mente despejada.

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