El trabajo de asistente virtual parece un trabajo dinámico, remoto, flexible, adaptable a tus conocimientos y habilidades, y en definitiva con muchas más ventajas que otros oficios. Todo es cierto. Sin embargo, es importante reconocer que ser asistente virtual también tiene ciertas desventajas y son las cosas que nadie dice.
Nuestra intención no es desprestigiar este rol tan valorado y útil para tantas personas y empresas. Tampoco queremos desanimarte si estás pensando en encaminarte por esa carrera. El listado que te presentamos a continuación solo busca orientarte con objetividad para que no te lleves sorpresas indeseables más adelante y, por el contrario, estés preparado ante cualquier situación inesperada.
Lo que nadie te dice sobre ser asistente virtual
Como verás, no son secretos de máxima seguridad. Son situaciones de la vida real, que hacen que el trabajo ideal se vea un poco más en perspectiva y sin falsas expectativas.
1. Es trabajo duro y no una máquina de billetes
Las notables ventajas de ser asistente virtual crean la falsa idea de que es una gestión fácil, cómoda y bien remunerada. La realidad es que es trabajo duro.
En muchos casos tendrás más de un cliente, cada uno con su afán y sus problemas, y tendrás que lidiar con todos al tiempo. Asimismo, aunque los horarios y dinámicas sean flexibles, el volumen de trabajo puede abrumarte (incluso si es solo por temporadas). Y tus ingresos solo serán buenos, si tu trabajo también lo es.
2. Tiene el riesgo de recibir pagos tardíos o no recibirlos en absoluto
En la dinámica de la labor de un asistente virtual pueden presentarse situaciones en las que realices servicios y tengas que esperar más tiempo del deseable por el pago. Esto puede ocurrir por descuidos, pero también por clientes malintencionados, que incluso pueden nunca pagar.
No hay forma certera de evitar esto, pero es posible protegerse si haces lo siguiente:
- Estudiar bien los clientes y escoger a quienes te generen confianza.
- Tener protocolos o procesos de cobro bien definidos con estrategias que te den garantías, como por ejemplo pedir anticipos.
3. Requiere habilidades administrativas y de organización
Son muchos los servicios que se pueden ofrecer como asistente virtual, y quizás tu énfasis esté en apoyo en asuntos contables o en redacción y comunicaciones, al final del día sin habilidades administrativas y de organización te costará mucho cumplir objetivos e impactar a tus clientes.
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4. Ser asistente virtual requiere conocimientos tecnológicos
Por ser un trabajo remoto y virtual, es lógico que exija un manejo mínimo de herramientas tecnológicas. Entre mejor te desenvuelvas en el entrono de la tecnología, mayores soluciones podrás proveer y serás más valorado por los clientes.
5. Exige más comunicación y contacto del que crees
Cualquiera podría imaginar que ser asistente virtual significa encerrarse en la soledad de un lugar de trabajo y atender tareas que envía un cliente invisible desde otro lugar del mundo. No hablar con nadie, solo ejecutar, reportar avances o resultados y cobrar. Pues bien, casi en todos los casos, la realidad es bastante diferente.
Aunque no se esté en contacto permanente, como el que tendría un asistente presencial en una oficina con su jefe, sí se requiere una comunicación constante y efectiva con el cliente. Construir una buena relación, con canales de comunicación claros, confianza para preguntar inquietudes y libertad para expresar cualquier novedad, es fundamental para que el trabajo fluya y evita malos entendidos.
6. No es solo seguir instrucciones y cumplir tareas
Por supuesto que esto es lo básico que espera un cliente de su asistente virtual. Pero el éxito está en la iniciativa y la proactividad. Cuando la gestión del asistente virtual genera valor a un negocio, ese asistente virtual también se valoriza.
7. Es un trabajo de confianza
Todo cliente de un asistente virtual espera poder confiar en ese apoyo para delegar tareas de relevancia, compartir información confidencial para la administración del negocio, y tener la tranquilidad de que todo marcha como debe ser. El problema es que la confianza no se consigue con un diploma o una certificación. Tampoco se compra como un software ni se descarga como una aplicación en el teléfono móvil.
La confianza se construye. Por eso, tu principal objetivo al ser asistente virtual debe ser ganarte la confianza de tu cliente, ser leal y responder debidamente a ella. No es una tarea fácil, pero es fundamental.
Ser asistente virtual es más que un trabajo, es un emprendimiento
Una última cosa que nadie te dice sobre ser un asistente virtual es que además de trabajar para otros, deberás trabajar para ti. ¿Para ti? Claro, más que para cualquier otro. Como en todo emprendimiento tendrás que encargarte de tareas como:
- Crear tu marca personal
- Conseguir clientes y relacionarte con ellos
- Vender tus servicios
- Manejar tus cuentas
- Cubrir tus propios asuntos administrativos y financieros: equipos, programas y herramientas para trabajar, servicios como internet u otros que se requieran, lugar y adecuaciones de trabajo, y más.
Suena como a dos trabajos en uno, ¿no? De cierta manera lo es. Pero, aunque suene difícil y sea duro de lograr, las ventajas que ya conoces sobre esta opción laboral justifican el esfuerzo. El punto es que seas consciente de lo que se requiere ser exitoso en este terreno.
Si quieres hacer de esto más que un simple trabajo y convertirlo en tu negocio de vida, debes trabajar duro para tener clientes satisfechos y crear una buena reputación. Tienes que ser bueno en lo que haces y eso, como todo lo que vale la pena en la vida, requiere voluntad y dedicación.